La termografía es una técnica que permite determinar temperaturas a distancia y sin necesidad de contacto físico con el objeto a estudiar.
La termografía permite captar la radiación infrarroja del espectro electromagnético, utilizando cámaras térmicas o de termovisión. Conociendo los datos de las condiciones del entorno humedad y temperatura del aire, distancia a objeto termografiado, temperatura reflejada, radiación incidente y de las características de las superficies termografiadas como la emisividad se puede convertir la energía radiada detectada por la cámara termográfica en valores de temperaturas.
En una termografía, cada pixel corresponde con un valor de medición de la radiación; con un valor de temperatura. A esa imagen se le puede definir como radiométrica.
El análisis termográfico se basa en el estudio e interpretación de las termografías, habiendo sido estas realizadas en unas condiciones conocidas y útiles para el propósito (hay multitud de normas para las muy distintas inspecciones). De modo sencillo podremos conocer la radiación de las superficies termografiadas y con ello estimar las temperaturas; bien sean estas de una tubería, pieza, maquinaria, envolventes, etc.
Con la realización del estudio termográfico completo se puede realizar una comprobación tanto en envolventes, como en maquinarias y sistemas de distribución, con lo que se puede conseguir:
-Un mayor conocimiento de la instalación realizada en cuanto a su estado térmico.
-Conocimiento de las pérdidas existentes (fugas) y por lo tanto de posibles puntos de actuación.
-Ahorro debido a una mayor eficiencia energética de los sistemas evaluados.
Si bien la termografía infrarroja es considerada una herramienta efectiva para inspeccionar edificios de manera no invasiva, el uso del escáner termográfico en determinados campos médicos, como la detección del cáncer de mama, sigue siendo menos preciso que otras técnicas, como la mamografía clásica.